Como ya os comenté alguna vez, lo mío con la enseñanza es vocacional. Para los de casa supone una ventaja porque tienen profe de inglés sin tener que desplazarse a una academia, aunque a veces mi hijo pequeño se queja, porque en vacaciones me pongo un poco pesada "Buff se nota que llevas días sin ir al instituto", me dice cuando la clase se prolonga más de lo que él desearía. Jose es más receptivo (les doy clase a los dos a un tiempo, es más divertido). Otra consecuencia de llevar la profesión a cuestas es mi costumbre de hacer traducción simultánea cuando veo una película doblada y me desespero a cada error que va apareciendo. Últimamente también he incorporado una malsana afición por seguir de cerca las sorprendentes intervenciones en Spanglish de nuestros queridos y poco preparados políticos, con Feijóo llevándose la palma tras su marciana intervención con motivo del premio concedido por la Xunta a los Chieftains.
Hace unos días fue Artur Mas quien nos mostró sus habilidades con el inglés. He de decir que tiene un nivel muy, pero que muy por encima de la media, y eso me inquieta porque demuestra que se toma lo suyo en serio, que se prepara y dedica horas a aquello que cree conveniente para lograr sus objetivos que, a grandes rasgos, no son los míos. Si ese afán de superación lo comparamos con el de Rajoy, que es quien se supone que tendría que actuar como contrapeso, vamos aviados. La entrevista que le hizo el periodista escocés Allan Little para la BBC fue, a mi entender, bastante fulera. Sin que el entrevistador le pusiera remedio, Mas se limitó a decir y repetir unos cuantos mensajes- trolas: Cataluña es un país, no nos dejan expresarnos como pueblo, la consulta es acorde a la Constitución, y el caso de Cataluña es semejante al escocés con la diferencia de que en España la democracia es de tercera, nada que ver con la británica. Y eso le llevó 6 minutos, ¡con la cantidad de cosas que yo comprimo en cada entrevista! claro que yo quiero transmitir mucha información y a Más le interesaba colar sólo ese mensaje.
Os he transcrito y traducido la entrevista. En verde he marcado los escasos errores de pronunciación y en rojo y rosa los errores gramaticales y sintácticos. Y dada mi querencia por la enseñanza, se la acabo de enviar a Artur Más para que se la pase a su profe. También le he pedido a la persona que lleva el twitter de GB que le solicite a Allan Little una invitación a su red social. En un artículo del 19 de enero, el mismo periodista se preguntaba si detrás del incremento en el número de catalanes que desean la independencia, se encuentra el hecho de que en estos momentos de crisis económica, la rica Cataluña ve como un lastre al resto de España, que es más pobre. Por si acaso no conoce el señor Little la labor de lava tarros llevada a cabo en Cataluña en los últimos años, por si Artur Mas no le contó fuera de antena nada de esto, le vamos enviar al señor Little los siguientes tweets:
¿Le ha contado Artúr Más que en Cataluña no se puede estudiar en lengua materna si esta es el español?
¿Le ha contado Artúr Más que el español no sólo está prohibido como lengua vehicular, sino que tan sólo se estudia 2 horas por semana como asignatura, 1 hora menos que la lengua extranjera?
¿Le ha contado Artúr Más que se les miente a los alumnos catalanes sobre la Historia de España?
¿Le ha contado Artúr Más que en las escuelas catalanas llevan años enseñándoles a los alumnos a odiar a España?
¿Le ha contado Artúr Más que en Cataluña te multan si no rotulas en catalán?
También le enviaremos los links a la Asociación por la Tolerancia y a Convivencia Cívica para que se informe, que estas 5 preguntas podrían ser muchas más.
Como ya os dije en una ocasión, no me veo con fuerzas para enseñarle inglés a Feijóo; es una labor titánica, la vocación no me da para tanto, pero no me importaría enseñarle a Artur Mas, pulir su bastante aceptable inglés un poco más. Además, a mis alumnos procuro darles también algunas nociones de literatura en lengua inglesa y les enseño cómo es la cultura de países como Gran Bretaña. Ya que Más dice admirar el estilo británico, le enseñaría que en ningún lugar de Gran Bretaña se consentiría que les prohibieran a sus niños y jóvenes estudiar en inglés, ni se permitiría que les mintieran en clase de Historia o de Geografía; le mostraría imágenes de establecimientos británicos donde los propietarios rotulan en la lengua que les viene en gana, le mostraría cómo se hacen las cosas en los ayuntamientos de localidades británicas bilingües, para que viera cómo ese bilingüismo se plasma en la documentación y la señalización. Y para practicar inglés, leeríamos a Stuart Mill y haríamos dictados con el texto de la Carta Europea de las lenguas regionales y minoritarias. En cuanto a su vocabulario, lo renovaría con términos como lingüistic rights, mother tongue, o historical accuracy.
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