Debo empezar pidiendo disculpas a todos los que a lo largo de la semana habéis enviado comentarios que se han quedado sin publicar. Me refiero a quienes comentasteis dentro de los cánones de lo que considero susceptible de ser publicado. Esta ha sido una semana de las intensas para el blog, y ha coincidido con mis evaluaciones en el instituto, por lo que no lo he podido atender adecuadamente. El martes fue un día de muchísimo trabajo. A las diez y media me fui a la cama con el inalámbrico bajo el brazo. Me habían avisado desde el programa de Fernanda Tabarés, de la tele de La Voz de Galicia, para que entrara por teléfono. Querían hablar sobre la repercusión que estaba teniendo mi post de la semana pasada sobre la xenofobia de Castelao. La edición digital del periódico se había hecho eco de él y lo mantuvo publicado dos o tres días.
La verdad es que el revuelo que se organizó fue similar al que despertó la creación de Galicia Bilingüe, con el anunció de que veníamos a intentar cargarnos la antidemocrática normalización lingüística. Aquello fue una febrícula mantenida en el tiempo, esto fue más breve pero intenso, como una reacción furibunda a una vacuna contra el tétanos. En el muro de facebook de La Voz hicieron acto de presencia un nutrido elenco de variopintos personajes. Había de todo, desde los reintegratas independentistas que no conseguían publicar un comentario coherente, transidos ante tamaña herejía, hasta el cabreado existencial que, simplemente, echa mano de una brutal grosería machista, de igual modo que desahogaría su frustración vital contra la señora del coche de delante porque llegó antes que él al semáforo. Hemos valorado la posibilidad de denunciar a unos cuantos pero, finalmente, decidí no empezar el verano en comisaría. Como puedo hacerlo más adelante, por si me decido, he reservado unos cuantos comentarios con gruesas amenazas, insultos y difamaciones facilitos de prosperar, entre ellos el de un individuo que luce en su perfil un melón en una mano en plan Sleepy Hollow, como si el melón fuera la cabeza y la cabeza el melón. Afirma que soy una borracha y que vomito en la playa de Samil. Como me resultará fácil demostrar que soy abstemia, lo tendré chupado.
Cuando, finalmente, me llamaron de la tele, ya me había quedado dormida. "Gloria, la llamamos en un par de minutos". Y así fue, y me pillaron en el baño refrescándome la cara. Por la mañana, un "fan" me envió un comentario diciendo que había usado mal la tercera persona del verbo denostar, que no es denosta sino denuesta. Es verdad, y tengo que añadir algo que a él se le escapó, porque ya al final de mi intervención dije xenofóbico en lugar de xenófobo. Mea culpa, a pesar del sueño debería haber estado más atenta. Os he puesto el vídeo con el corte ahí arriba, también podéis ver la secuencia completa en este enlace a partir del minuto 16.40 aprox. Están la presentación de la llamada y los comentarios posteriores, que son un buen ejemplo de cómo ciertos sectores logran que se convierta en dominante su discurso, incluso entre personas razonables, como lo es el periodista que intervino. Así, "invocando" una de las definiciones de la RAE, se reivindicó el concepto nacionalista organista de nación, se afirmó que los países sin lengua propia no funcionan, que es necesaria una lengua común (como si el español fuese la lengua de un país extranjero) se hizo una comparación con Bélgica que no venía a cuento y, finalmente, eso sí, con una sonrisa, se acabó sentenciando que lo mío era una provocación.
Está claro que treinta años de intenso trabajo del nacionalismo no se pueden borrar en un pis pas. Pero hay que intentarlo. Nosotros somos conscientes de lo que hay, y sabemos que una vez regresen los de antes, o los de antes con lo que surja, esto irá a peor. Pero alguien tiene que estar ahí para atender a los ciudadanos que nos piden ayuda cada día, y para poner los sacos de arena en el dique de contención que los de ahora, como un niño tonto, o como el niño de Damian (no tengo muy claro si son lo uno o lo otro) se empeñan en retirar para que se cuele el agua un día sí y otro también. Pero, sobre todo, es imprescindible denunciar y argumentar. Sabemos que es difícil pelear contra los eslóganes, contra las falacias y contra la ceguera de quienes se ponen una venda para no tener que ver, por ejemplo, el contenido profundamente nocivo, xenófobo y excluyente de un libro como" Sempre en Galiza". Contra todo eso seguiremos contraponiendo argumentos basados en derecho comparado, en principios democráticos y de tolerancia. No bajaremos ni tres peldaños ni dos ni uno para ponernos al nivel de la propaganda. Ahí a la derecha, en el blog, haciendo clic en la foto de Castelao, podéis leer algo sobre el racismo en el galleguismo que es bastante ilustrativo, hay muchos más trabajos sobre este asunto, pero he elegido este porque cita los mismos ejemplos que yo utilicé la semana pasada. Finaliza con una advertencia sobre el ensalzamiento de personajes como Castelao, Murguía o Pondal en la enseñanza. Terminaré esta entrada con una advertencia similar procedente de otro trabajo sobre este mismo tema, os la he puesto debajo de este párrafo. Yo seguiré denunciando estas cosas a pesar de que se califique mi denuncia sobre la xenofobia de "Sempre en Galiza" como un provocación ...o precisamente por eso seguiré denunciándolas. Mal vamos si es provocador quien critica al que insulta a los gitanos, a los castellanos, a los zamoranos, a los españoles en general, al que dice que los gallegos que no son nacionalistas tienen la inteligencia de los monos, al que le niega la condición de verdadero gallego al nacido en Galicia que habla en español, y al que se refiere a la pureza de sangre de los gallegos y de su pertenecía a una raza superior.
"Los galleguistas citados en este artículo se estudian como clásicos en los institutos de toda Galicia. No solamente no se les critica, sino que son considerados "padres de la patria". Teniendo en cuenta las ideas de racismo, exclusión y enfrentamiento que albergan sus obras, considero importante señalar los puntos delicados que una sociedad sana y democrática debería poder discutir."
Os invito a ver también este vídeo. Es la retransmisión del traslado de los restos mortales de Castelao hace justo ahora 30 años al Panteón de gallegos ilustres, fijaos en los comentarios de la presentadora. Sucedio en TVE el 28 de junio de 1984. Ha llovido mucho desde entonces, pero ya se sabe que si llueve y abonas, hasta la peor de las semillas fructifica.