viernes, 22 de mayo de 2015

A pesar de la maldad de los nacionalistas y de quienes los amparan, lo conseguiremos.



                                Vídeo

¿Habíais visto este vídeo? Es una grabación que muestra a un nutrido grupo de ¿personas? que se manifiestan ante un colegio de Mataró. Lo que piden es que el colegio no acate una sentencia del TS que les obliga a impartir una asignatura en español porque la familia de dos alumnos ha tenido el valor de ir a los tribunales a reclamarlo, asesorada y apoyada por Convivencia Cívica Catalana. No hace falta ser un lince para darse cuenta de que lo que se pretende con esta concentración es amedrentar a la familia para que desista. Cualquiera que conozca cómo se las gastan los nacionalistas, sabrá que además de la concentración, habrán "aplicado" otras medidas intimidatorias. En efecto, como nos explican en la notica de Crónica Global, hubo amenazas, por ejemplo la de aislar a los niños como se hacía con los negros en el apartheid. 

 No es la primera vez que tengo conocimiento de una campaña de presión a un hereje por parte de estos tipejos, pero es la primera vez que veo una puesta en escena como esta. Repugnante. ¿Ha tenido la noticia una repercusión mediática acorde a la gravedad de lo sucedido? No. ¿Ha pasado algo? No, no ha pasado nada. Os recuerdo que está gobernando el partido Popular, y con mayoría absoluta, tienen suficiente margen de maniobra como para poder actuar ante algo así en cualquier lugar de España. Si alguien en Cataluña cree que el PP va a solucionar algo en lo que a libertad de lengua y adoctrinamiento se refiere, que se vaya olvidando. Son iguales en Madrid en Barcelona y en Santiago. En Santiago tal vez son incluso peores, que el nacionalismo de derechas está incrustado en el PPdG. Por cierto, desde la última vez que escribí en este blog ya he pillado al encargado de lengua de Feijóo en dos faenas feas, feas. Pero en todo caso el de aquí es nacionalista, no da para más, eso deteriora el entendimiento. Wert, sin embargo, no es nacionalista, simplemente es del PP ¿qué es lo que dijo el ministro ante esto que sucedió en Mataró? pues dijo que es una pena que se lo tomen tan mal los nacionalistas, porque el PP no quiere acabar con la inmersión en catalán, solo quiere que cuando algún padre (algún mártir como estos quiso decir) lo reclame, entonces y sólo entonces, en la clase de sus hijos, y sólo en la clase de sus hijos, habrá que impartir una asignatura en español. ¿Os parece que estoy exagerando o que he entendido mal? leed vosotros mismos sus declaraciones . El último párrafo es para tener a mano y blandirlo cuando alguien te diga que la ley Wert va a garantizar la enseñanza en castellano o, como afirman los nacionalistas, que va a acabar con la enseñanza en lengua co oficial. 

Pensaréis que hoy estoy un poco malhumorada, que tal vez el final del curso me tiene tensa y que estoy deseando perder de vista a los alumnos. Pues no, estoy muy tranquilita y en paz, y me ha dado bastante pena despedirme de mis alumnos de 2º de Bachillerato, de los que soy tutora. Lo que sucede es que estos días he estado inmersa en una historia de la que os hablé la semana pasada y, gracias a ella, he conocido a muy buena gente, a gente generosa y de gran corazón. Regresar de un ambiente de amor al prójimo a este otro de maldad, lleva un tiempo de adaptación. Porque los que hacen esto que se ve en el vídeo y los que lo aplauden o por omisión lo consienten, son malos, sí, malos, malvados, sin paliativos. 

Hay algo que los nacionalistas repiten siempre que pueden. Dicen que en el PP de Feijóo estaban totalmente de acuerdo con lo que hacía el gobierno socialista+nacionalista que gobernaba en Galicia antes de que Feijóo llegara al poder. Y es verdad. Feijóo sólo cambió de sintonía cuando Galicia Bilingüe comenzó a trabajar a favor de la libertad de lengua. Galicia Bilingüe es la garantía de que, al menos en Galicia, esta peste no va a ir a más, y esto será  así  tanto con el PP como con el PSOE, un partido tradicionalmente menos nacionata que el PP, más urbano, y un poquirritín más ilustrado. Y no digamos si acaba por entrar en las instituciones en Galicia algún partido alérgico al nacionalismo. En GB vamos haciendo pedagogía y alcanzando objetivos que sirven de ejemplo beneficioso, como el logrado esta semana, cuando tras nuestras denuncias, el alcalde socialista de Lugo ha publicado una nueva web municipal en los dos idiomas. Y lo ha hecho a pesar de las presiones del BNG de Lugo. Bien, un paso más. El espíritu práctico de los gallegos y el tiempo jugarán a nuestro favor. Seamos optimistas.

Os agradecería que esta semana, en lugar de enviar comentarios, enviarais preguntas, si hay algo que queréis saber. Me parece que será más interesante que desahogar indignación y rebatir el consabido discurso de la lengua oprimida, el presupuesto del Instituto Cervantes, y el español es la lengua de la España de Bárcenas. Que tengáis una feliz semana, amigos. Un abrazo.




8 comentarios:

  1. Apóstoles de intolerancia.

    El permanente hostigamiento a la sociedad civil por parte de los nacionalistas, sean catalanes, vascos o gallegos, se traduce en un escrache constante a la libertad y la decencia. Lo malo no son las malas formas de unos nacionalistas ensoberbecidos, lo peor es la nula presencia de las fuerzas del orden, en estos aquelarres identitarios. Y hablando de nulidades ya tenemos en el territorio español al Pp y en tierras catalanas al Ppc, la nulidad máxima, con su lideresa carismática al frente, la recauchutada Alicia Sanchez Camacho, una represente política que ha hecho bueno a nuestro caudillo suburbial Alberto Núñez Feijóo, la perfecta encarnación del traidor a sus votantes.
    En estas comunidades “históricas” (e histéricas) no hablamos de un nacionalismo excelso, con una misión redentora para poner en valor los valores aplastados por los pérfidos mesetarios. No, hablamos de papanatismo y aldeanismo, de cortedad de miras de una minoría que intenta implantar una dictadura lingüística. El nacionalismo es una bestia mutante que por intentar sobrevivir aplastará a todo lo que se interponga en su camino para instaurar una república de Breogán, donde el idioma español sea considerado un pecado mortal y desterrado. Sin tratar de hacer paralelismos extemporáneos entre los yihadistas galaicos y los del Estado Islámico, digamos que los de allí se dedican a derribar obras de arte y los aquí - ¿más civilizados? - se dedican a acabar con el idioma español y su eterna imbricación en el tejido cultural galaico. ¿Puede haber un sistema político más arcaico que el nacionalista gallego? Lo dudo.
    El maridaje feliz que encarnan el socialismo, el populismo y el nacionalismo puede desembocar en una nueva ocasión para imponer en Galicia el califato lingüístico, esa arcadia feliz donde erradicamos el español y todo lo que representa: de momento una pizca de libertad y unas gotas de progreso. Si no hacemos nada por impedirlo el tripartito, con la entusiasta colaboración de los bobalicones del partido popular, acabará destruyendo la Galicia que conocemos. Una destrucción metódica y silenciosa, pero implacable.
    El control mediático que llevan a la práctica los nacionalistas de todos los partidos, mantiene hibernada a una sociedad más preocupada en sortear la crisis que en pararle los pies a los que azuzan el odio entre los gallegos por un quítame allá esa lengua. Podemos, con perdón, decir sin temor a equivocarnos, que la fuerza del nacionalismo en Galicia no reside en la convicción, se fundamenta en la falta de oposición ciudadana.
    Y podemos llegar a la conclusión irrefutable que a más corrupción más nacionalismo. Yo no encuentro otra explicación. No hay control, la arbitrariedad y el abuso campan por sus respetos. Y el nacionalismo, o sus delegados vergonzantes, vulgo pp, acaban imponiéndose mientras arrastran la noble causa de la libertad por el fango. No hay duda que Galicia está cambiando. A peor.
    Y hoy en vísperas de la transcendental jornada que viviremos mañana, los gallegos huérfanos de una formación política decente que nos defienda, nos enfrentamos a la disyuntiva de tener que elegir entre un alcalde que presumimos que algún día nos engañará y otro que no tenemos ninguna duda que acabará engañándonos. Es el signo de los tiempos, donde para intentar acabar con la superioridad moral de la izquierda, nos obligan a votar a lo malo conocido o a lo peor por conocer.
    Los gallegos hemos dejado de ser …..ciudadanos para ser súbditos de un misticismo corporativo envilecido por sus ansias de grandeza, vulgo nacionalismo. En plena jornada de reflexión yo pido el voto - allí donde se presenten - por Ciudadanos. Tiempo tendremos de arrepentirnos.

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    1. Lo suyo, obviamente, no es una pregunta, Don Julio, pero escribe usted sus comentarios de forma esmerada, así que no se los voy a dejar ahí en la nevera. Feliz semana.

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  2. Pues yo tengo una pregunta

    ¿Qué partidos considera usted como alérgicos al nacionalismo?

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    1. Son fáciles de distinguir, apuestan por la libertad de lengua, por el respeto a los derechos individuales, les sacan los colores a los nacionalistas...una pista, el PP no es uno de ellos.

      Por cierto, los talibanciños que están enviando comentarios sin pregunta y, además, comentarios de los suyos, así "amorosos", pueden seguir haciéndolo si ello les sirve de consuelo y desahogo. Ya les dije que últimamente soy toda bondad.

      Un abrazo a todos

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    2. Solo hay un partido que apuesta de verdad por la libertad lingüística y se lo están cargando. La pregunta: ¿por qué?

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    3. Supongo que se refiere al único partido con representación en las instituciones en la actualidad.
      Ya que asegura que se lo están cargando, deduzco que sabe también por qué. Le cedo la explicación. Usted la envía y yo se la publico.
      Un abrazo.

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  3. Me gustaría saber qué es lo que ha hecho Valentín García.

    Copio una frase de la entrada de esta semana

    "desde la última vez que escribí en este blog ya he pillado al encargado de lengua de Feijóo en dos faenas feas, feas."

    Se refiere usted al Secretario General de Política Lingüística, evidentemente. ¿qué es lo que ha hecho? Comparta, por favor.

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    1. Eso no se lo puedo decir, creo que no debo decirlo. Tal vez más adelante, cuando el momento sea más propicio, no para él, claro está, sino para nosotros.

      Un abrazo.

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