Me gusta mi trabajo. A pesar de todos los problemas que conlleva ser profesor hoy en día, mi trabajo me gusta mucho. Pero la enseñanza no es mi hobby, por lo tanto yo no vivo de mi hobby. Sería estupendo que me pagaran por leer Historia, por escribir, por observar el firmamento, por cuidar animales abandonados, o por recorrer Europa asistiendo a conciertos y visitando bibliotecas, pero comprendo que sería un disparate pretender que tal cosa ocurriese. En todo caso, si apareciese un mecenas que decidiera pagarme estas aficiones, yo no sería una molestia para mis conciudadanos, porque para disfrutar de estas cosas no necesito obligar a otras personas a practicarlas. Sin embargo, hay personas que han logrado vivir de su hobby y tener a su disposición a gran parte de la población como elemento indispensable para que ellos lo puedan disfrutar a gusto. Estas personas no es difícil encontrarlas entre los pedagogos y entre los conservadores de lenguas.
Esta semana hemos sabido que van a eliminar las reválidas de la LOMCE, o al menos que la nota obtenida en estas pruebas no se tendrá en cuenta. Por cierto, os muestro este mapa de las reválidas en los diferentes países de Europa, extraed vuestras propias conclusiones (cuando se elaboró este mapa todavía se creía que la nota de las de España contaría para entrar en la universidad así que el asunto aún es más llamativo).
Decía ayer el Ministro de Educación que no van a derogar la LOMCE. Da la impresión, sin embargo, de que van a ir vaciándola de contenido. Lo que mucha gente no sabe es que los profesores hemos dedicado un enorme número de horas a elaborar las programaciones para aplicar la nueva ley en nuestros centros. Prepararlas ha sido de locos. Si sigues todas las indicaciones de los brillantes pedagogos que han parido la esperpéntica normativa, puedes tener que redactar 300 folios por asignatura para cada curso. Un montón de folios plagados de "palabros", frases absurdas, y fórmulas para evaluar imposibles de cumplir. No hay modo de resumir la cantidad de bobadas que hemos tenido que redactar, pero os dejo sólo un detalle para que os forméis una idea.
Asignatura de Química.
Además de los exámenes preceptivos que hay que elaborar y corregir, la LOMCE introduce las llamadas rúbricas, diversas competencias que debemos puntuar por cada alumno. Hay rúbricas incluso para valorar si aprecian la estética de los gráficos del libro de Química, o para puntuar la competencia lingüística del alumno en esa asignatura.
En cada tema hay que valorar 6 rubricas por alumno. Multilpliquémoslas por 10 temas. Imaginemos que ese profesor tiene 150 alumnos (el curso pasado yo tenía 240). Siendo tremendamente optimistas, valorar y anotar cada rúbrica le llevaría al profesor 5 minutos.
6x10x150 = 9.000 rúbricas del ala x 5 = 45.000 minutos, 750 horas. Es decir, un profesor tendría que dedicar 4 horas todos los días del curso sólo a valorar esas chorradas.
A esto habría que añadir que los alumnos deberán exponer proyectos, y que el profesor tendrá que valorar cómo los exponen ateniéndose a un esquema de puntuación. Hay puntos por la forma de entonar, o por cómo el alumno mueve los brazos. Para ponerlo en práctica habría que dedicar a esto dos meses íntegros de clase. De locos. Utilizo como ejemplo la programación de Química porque hacerlo con mi asignatura, la de Inglés, me pone mala, hay párrafos de la programación que harían las delicias de Groucho Marx, es todo absurdo, irrealizable y con un lenguaje ridículo, mis alumnos no hablan sino que producen textos orales, y así todo.
Enhorabuena a los pedagogos que se divierten, cobran, y encima pueden experimentar con profes y alumnos sus ocurrencias.
Ahora vamos con los otros
Esta semana se presentó oficialmente ante la prensa un programa de la Xunta elaborado por la Secretaría Xeral de Política Lingüística. Se va a llevar a cabo en los institutos de Galicia y su finalidad es concienciar a los alumnos sobre la diversidad lingüística del mundo, para erradicar prejuicios sobre la lengua gallega, reivindicando que el gallego es tan útil como el inglés. El programa Se llama Galego no mundo, y consta de unas charlas que impartirá un señor llamado Anik Nandi, un sociolingüista de Bengala afincado en Galicia. Figura como colaborador externo del Instituto da Lingua Galega. A Anik Andi le gusta el asunto de la conservación de lenguas y en Galicia ha encontrado un lugar donde disfrutar de su afición. Ha escrito libros con títulos como "Micropolíticas lingüísiticas individuales de resistencia. Papel de los padres neohablantes en Galicia". Podéis consultar su bibliografía aquí . Es fácil ver a Anik Andi en actos normalizadores de la Xunta y de la causa, e imparte charlas con consejos y estrategias para lograr conservar el idioma. También canta; de hecho, el acto de presentación de esta campaña, terminó con este señor cantando poemas de Manuel María en bengalí. Se refería la Xunta en la prensa a un: "Recital de poesía gallega en bengalí" para que se vea que "el gallego también es mundo y el mundo es gallego, que también en la India se habla gallego".
Qué felicidad poder disfrutar así de un hobby. No importa que necesites gente que dé cuerpo a esa actividad. De eso se encarga la Xunta permitiendo que lo practiques en los institutos. Ellos viven de su hobby y tú pones la pasta y a tus hijos como cobayas. Perfecto.
Otros, sin embargo, han calculado mal. Esta semana se disolvía una "cosa" llamada Coordenadora Galega de equipas de normalización Lingüística. Eran un grupo de profesores de gallego cuyas actividades denunciamos hace años ante la Consellería de Educación, y lo hicimos, entre otros motivos por las prácticas de algunos de sus más destacados miembros, por cómo se usaba a los alumnos para difundir su ideología. Os pongo enlace a parte de esa denuncia con imágenes por si os interesa. La Xunta los dejó campar a sus anchas hasta ahora. Pero desde GB denunciamos que no podían usar ese nombre ya que la labor de coordinar los equipos de normalización corresponde a los coordinadores de la Consellería de Educación. Y como ellos no querían cambiar de nombre, probablemente para no darnos la razón, no pudieron darle forma legal a su "cosa", y por lo tanto les fue imposible acceder a ayudas oficiales. Sin asociación no había subvenciones ni prebendas, y así el hobby no resultaba rentable.
A medida que el tiempo pasa, voy constatando que es difícil encontrar entidades que sin cobrar un euro sigan trabajando y se mantengan fieles a sus principios. Galicia Bilingüe y pocas más.
Un abrazo y feliz semana, amigos.