Voy a darle un descansito al blog hasta septiembre. Hay que desconectar. Este verano no habrá viaje, que tenemos que ahorrar, nos quedaremos por aquí descansando y preparando cosas nuevas. Sólo hemos hecho una breve escapada el fin de semana pasado, como os comenté, para ir a Madrid a "confabular". Tanto a la ida como a la vuelta, nos alojamos en una posada preciosa que está en Villalpando, a dos horas de Madrid. Cuando os desplacéis a la capital de España desde Galicia, si vais con tiempo y no tenéis que llegar muy temprano, os sugiero que hagáis noche en este lugar; el viaje se hace más ligero y podréis descansar a gusto en un lugar entrañable.
Como os decía, volveré en septiembre a no ser que suceda algo extraordinario. Si queréis estar informados sobre lo que sucede en torno a Galicia Bilingüe etc, podéis consultar la cuenta de twitter, también visible desde la columna derecha de este blog. La verdad es que últimamente no hemos parado. Un abrazo, que seáis muy felices.
Me encanta en paisaje de Galicia, los bosques, nuestras playas, las montañas verdes salpicadas de rocas, pero de vez en cuando me reconforta contemplar estos parajes llanos de tierra rojiza, y los pueblos que huelen a pan y a tienda antigua. Villalpando no es un lugar especialmente buscado por los turistas, pero a mí me encanta, en parte por eso, porque todavía es auténtico y te permite sumergirte en la vida de un pueblo con sus costumbres y su buena gente. En el pasado fue escenario de importantes acontecimientos así que conserva algunos edificios muy interesantes desde el punto de vista histórico, que necesitan casi todos ellos una buena inversión en su conservación. Podéis ver parte de ese patrimonio aquí.
El hotel donde nos alojamos es muy acogedor, hice algunas fotos de los dormitorios y del patio central con sus geranios, pero las tenéis mejores en su web. Se llama Posada de los Condestables y además de un restaurante con buena cocina, tiene un Spa con una masajista estupenda.
Villalpando tiene todos los ingredientes de los pueblos del interior que me gustan, las abuelitas sentadas a la fresca que te ofrecen conversación al primer guiño, las golondrinas que salen por cientos a jugar con el aire al anochecer y cuando despunta el día, el silencio de la noche, las panaderías de pan gramado, y las tiendas añejas. Aquí encontré una que era un auténtico tesoro. Nunca había visto un colmado con tal mezcla de objetos, algunos a la venta, otros parte de la misma tienda, en un edificio tan singular.
Me llamaron por teléfono mientras buscaba avutardas. No encontré ninguna pero sí pude ver garcetas. No sé por qué me hizo Jose esta foto, pero vista ahora, así, parece que estuviera vestida de camuflaje, ¡vaya hombre!
Había muchas cigüeñas en Villalpando. Esta pareja tan mona comparte edificio. Sus vecinos de abajo habían salido a dar una vuelta
Pegado en el cristal de una tienda. Zapatillas de esparto destalonadas.
Fijaos qué nombres de calles más simpáticos
Pero este fue sin duda el indicador que más me alegró la vista. José Manuel me hizo una foto junto a esta reliquia, este auténtico lujo, un topónimo que ha resistido a la estupidez, a la dictadura ridícula de los memos normalizadores. Para celebrar el hallazgo le hice otra a él, que la ocasión bien lo merecía.
Feliz verano. Un abrazo.
Como os decía, volveré en septiembre a no ser que suceda algo extraordinario. Si queréis estar informados sobre lo que sucede en torno a Galicia Bilingüe etc, podéis consultar la cuenta de twitter, también visible desde la columna derecha de este blog. La verdad es que últimamente no hemos parado. Un abrazo, que seáis muy felices.
Me encanta en paisaje de Galicia, los bosques, nuestras playas, las montañas verdes salpicadas de rocas, pero de vez en cuando me reconforta contemplar estos parajes llanos de tierra rojiza, y los pueblos que huelen a pan y a tienda antigua. Villalpando no es un lugar especialmente buscado por los turistas, pero a mí me encanta, en parte por eso, porque todavía es auténtico y te permite sumergirte en la vida de un pueblo con sus costumbres y su buena gente. En el pasado fue escenario de importantes acontecimientos así que conserva algunos edificios muy interesantes desde el punto de vista histórico, que necesitan casi todos ellos una buena inversión en su conservación. Podéis ver parte de ese patrimonio aquí.
El hotel donde nos alojamos es muy acogedor, hice algunas fotos de los dormitorios y del patio central con sus geranios, pero las tenéis mejores en su web. Se llama Posada de los Condestables y además de un restaurante con buena cocina, tiene un Spa con una masajista estupenda.
Villalpando tiene todos los ingredientes de los pueblos del interior que me gustan, las abuelitas sentadas a la fresca que te ofrecen conversación al primer guiño, las golondrinas que salen por cientos a jugar con el aire al anochecer y cuando despunta el día, el silencio de la noche, las panaderías de pan gramado, y las tiendas añejas. Aquí encontré una que era un auténtico tesoro. Nunca había visto un colmado con tal mezcla de objetos, algunos a la venta, otros parte de la misma tienda, en un edificio tan singular.
Este señor es Juan de Prada, su propietario, que la heredó de su padre quien a su vez la regentó siguiendo la estela de padre, abuelo, bisabuelo y así, como mínimo, podríamos retroceder al siglo XIX. Aquí está Juan enseñándonos un libro de cuentas de 1837. También nos contó historias de otros tiempos, cuando Villalpando era un pueblo rico y bullicioso y su familia una de las más prestigiosas.
Una de las lagunas de Villafáfila. Ahí, a la izquierda, veis muy chiquitín un patito muy simpático que se acercó a saludar.
Me llamaron por teléfono mientras buscaba avutardas. No encontré ninguna pero sí pude ver garcetas. No sé por qué me hizo Jose esta foto, pero vista ahora, así, parece que estuviera vestida de camuflaje, ¡vaya hombre!
Había muchas cigüeñas en Villalpando. Esta pareja tan mona comparte edificio. Sus vecinos de abajo habían salido a dar una vuelta
Me gustan las palabras de Villalpando. "El sabor de antaño", ya no se estila hablar con estas palabras tan bonitas.
Pegado en el cristal de una tienda. Zapatillas de esparto destalonadas.
Fijaos qué nombres de calles más simpáticos
Y los bellísimos topónimos de la zona, Fresno de la ribera, Manzanal de los caballeros y tantos otros.
Feliz verano. Un abrazo.