sábado, 28 de octubre de 2017

Cui prodest? Quid prodest?


Quid pro quo?. Con esta locución latina adaptada a los usos populares, Hanibal Lecter proponía a Clarice Sterling, la joven detective del FBI en el "Silencio de los corderos", un trato consistente en un intercambio de información. El psiquiatra encarcelado por canibalismo, proporcionaba a la investigadora el perfil psicológico de un asesino en serie y, a cambio, ella abría a Hanibal la puerta de sus recuerdos para que pudiera hurgar en sus traumas. Yo te ayudo, tú me ayudas, quid pro quo, que correctamente en latín sería do ut des. 

Muchos nos hemos preguntado ayer y anteayer en qué términos estaban negociando Sánchez, Rivera, Rajoy y Puigdemont, en qué consistía realmente el pacto surgido con la intervención, al menos, de Urkullu y un grupo de empresarios catalanes, ¿qué estaba causando esos múltiples cambios de parecer, anuncios cancelados, y comparecencias retrasadas o pospuestas?.

Rivera llevaba días reclamando elecciones cuanto antes. Creen en C´s que tienen posibilidades de llevar a Arrimadas a la presidencia de la Generalidad, y con ello de cambiar completamente el panorama en Cataluña.

Sánchez parecía no poder asumir un 155 rotundo, necesitaba un 155 light. Dijo y reiteró, que si Puigdemont convocaba elecciones, el PSOE retiraría su apoyo a la aplicación del 155.

Por su parte, Rajoy ofrecía paralizar la tramitación del 155 si Puigdemont convocaba elecciones.

Y así llegamos al jueves, y esto es en síntesis lo que sucedió...

Puigdemont anunció que habría elecciones autonómicas el 20 de diciembre.

Los partidarios de la secesión lo acusaron de traición y anunciaron movilizaciones mil.

Rajoy mantenía su oferta de paralizar el 155 si Puigdemont convocaba elecciones. Las redes y su propio partido hervían ante un anuncio que dejaba impune al presidente catalán, y en estado de putrefacción la regeneración de la vida institucional en Cataluña.


Cui prodest?,  ¿quién se beneficia? 

Finalmente, ayer, viernes 27 de octubre, el Parlamento catalán votó sí a una declaración que habían firmado hace dos semanas. Los partidarios de la secesión celebraron en las calles. Parecía no preocuparles ya el dichoso 155, ¡total! las normas de ese país del que se acababan de librar ya lo les afectan, ¿no?. La decisión de Puigdemont había contentado, pues, a los suyos. Lo mismo parecía suceder en el lado de los unionistas; en redes sociales, los más allegados a PP y C´s y, en menor medida los seguidores de Sánchez, también mostraban su satisfacción por las medidas tomadas. A simple vista, todos contentos, unos tenían la celebración de su República catalana y los otros el alivio de la intervención. Lo sucedido el viernes, beneficiaba a unos y a otros.


Quid prodest?, ¿Para qué sirve?

Dentro de 50 días, curiosamente un solo un día después de la fecha elegida por Puigdemont, habrá elecciones autonómicas en Cataluña, y se celebrarán en un ambiente de ninguneo a la ley, con los medios de comunicación públicos catalanes en manos de secesionistas que mienten, manipulan, y azuzan sin escrúpulos. Se celebrarán con una  policía autonómica por la que todavía pululan gudaris de la secesión. Y por si esto fuera poco, hay voces que advierten sobre la dificultad de emplumar a los sediciosos, a esos que se han rebelado contra el Estado. Decía hace un momento Luis del Pino que, dado que no hubo declaración de independencia, sino simplemente la lectura de un documento firmado con anterioridad, sería complicado poder tipificar como rebelión lo sucedido. ¿Se atreverán en el Supremo a dar por bueno lo que a todas luces es, como poco, un grosero fraude de ley?. Espero que no. 

Hace unos días alguien del PP intentaba calmar los ánimos de los secesionistas y de los socialistas, diciendo que con la aplicación del 155, los ciudadanos no notarían apenas los cambios, ya que los funcionarios seguirían cobrando sus sueldos, las escuelas estarían abiertas, o los hospitales en pleno funcionamiento. Lo estaba escuchando y pensaba que tenía razón, que todo seguiría funcionando y, probablemente mejor. Y costándonos mucho menos. ¿Imagináis esa situación sostenida en el tiempo?, ¿cuántos ojos abriría?.

No soy la única que cree que esto es un apaño, que estaba a acordado, pero dudo que el plan esté blindado. Como dije hace poco en este blog, siempre habrá factores que escapan al control. En la CUP ya han dicho que no se presentarán a unas elecciones convocadas por un país extranjero. No imagino a los que quemaban o rompían ayer su DNI, yendo sumisamente a votar en unas elecciones convocadas por el Presidente del país que los oprimía?, pero conociéndolos, estos se les puede ocurrir cualquier cosa, incluso intentar convertir esas elecciones en una ocasión para refrendar la independencia.

Y habrá movilizaciones en la calle. Y no se movilizaran sólo los seguidores de la CUP.

Hasta la semana que viene, amigos. Que el país os sea leve.

Si os apetece comentar, podéis hacerlo en la cuenta de Facebook de GB. Un abrazo.

PD: Me encanta lo que acaba de decir Méndez de Vigo, portavoz del gobierno. "El Gobierno vería con agrado que Puigdemont se presentara a las elecciones del 21 de diciembre" ver aquí.

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