Os propongo que hagáis un esfuerzo de imaginación. La situación es la siguiente: sois dueños de una carnicería que está en un pueblo de mediano tamaño. Una mañana, al leer el periódico, os encontráis una fotografía de la carnicería de enfrente, una de las cinco que hay en el pueblo. "¡Caray!", pensáis, "¡qué bien anda de dinero el nuevo carnicero! ¡Ya me gustaría a mí, poder pagar un anuncio en el periódico de mayor tirada de la provincia!". Pero enseguida veis que no es un anuncio, sino algo mucho más efectivo desde el punto de vista publicitario, ya que se trata de un premio que le ha concedido el instituto del pueblo, en concreto, el Seminario de Física y Química. Allí, con las rabadillas de ternera y los corderos despiezados de fondo, están el carnicero, el profesor de Química, y unas alumnas que dicen haber realizado un estudio sobre todas las carnicerías del pueblo, y que han dictaminado que este establecimiento en concreto reúne unas características que lo hacen muy recomendable.
Esto que parece increíble ha sucedido esta semana, pero no con una carnicería, sino con una librería de La Estrada (Pontevedra), a la que el IES Nº1 del pueblo le ha concedido un premio por usar el gallego. Los dos principales diarios de Galicia publicaron la noticia con su fotografía, y se extendían en explicar los detalles. El equipo de normalización lingüística del instituto creó una comisión para estudiar y reconocer el uso y la atención en gallego de los establecimientos estradenses. Durante un mes, la comisión visitó en varias ocasiones los comercios de la villa para analizar si la atención que se daba era en gallego. Decían que se habían realizado las visitas y el seguimiento secretamente (en uno de los periódicos se decía secretamente, en otro, que se había hecho de incógnito). El establecimiento ganador fue la Librería A Marxe. El premio consistió en una placa de reconocimiento, un libro de Cantares Gallegos y unas flores, aunque la chicha está en la publicidad gratuita que se le hacía desde un centro público a una empresa privada:"polo seu aprecio manifestó e a súa promoción responsable da lingua galega en todo o seu facer profesional". Los demás empresarios son, se deduce, unos irresponsables que usan una lengua que no deberían usar.
Como a mí estas cosas todavía me sorprenden, llamé a una socia de La Estrada para saber qué le había parecido la ocurrencia. Estaba tan sorprendida como yo. Ella también es profesora, y, como yo, sabe que los docentes no podemos hacer publicidad de ninguna empresa y en ninguna circunstancia, ni siquiera insinuarles a nuestros alumnos que compren el material escolar o los libros en una tienda en concreto. Esto, comprenderéis, es algo lógico, ya que podríamos utilizar nuestra posición para beneficiar a algún amiguete o incluso a nosotros mismos. También me dijo que en otra librería del pueblo, tal vez la más concurrida, la dueña solía hablar en gallego, y que la empleada practicaba un bilingüismo muy respetuoso según fuera la lengua del cliente. Ya veis, todo un ejercicio de irresponsabilidad, por lo visto. Pues nada, son cosas de la causa. En la foto podéis ver al afortunado, que se llama Xan Astorga, a un grupo de alumnas, y a la izquierda de la imagen, con pelo blanco y bigote, está el promotor de la idea. Se llama David Otero. En un periódico decían que es el director del instituto. No sé si compatibiliza el cargo con el de jefe de seminario de dinamización lingüística. Es posible que el entusiasmo le dé para eso y para mucho más, porque es un hombre muy activo. Es miembro fundador de la Asociación Galega do libro Xuvenil, de la Fundación Castelao, miembro de la Fundación Alexandre Bóveda, Pedrón de Ouro, Nova Escola Galega, y colaborador en libros de las editoriales Xerais y Galaxia. ¡Y no para! El mes pasado puso en marcha la iniciativa "Galiza pola soberanía" y el 22 de junio grabó un vídeo de apoyo a los cuatro acusados de terrorismo que están siendo juzgados estos días en la Audiencia Nacional.
Esto que parece increíble ha sucedido esta semana, pero no con una carnicería, sino con una librería de La Estrada (Pontevedra), a la que el IES Nº1 del pueblo le ha concedido un premio por usar el gallego. Los dos principales diarios de Galicia publicaron la noticia con su fotografía, y se extendían en explicar los detalles. El equipo de normalización lingüística del instituto creó una comisión para estudiar y reconocer el uso y la atención en gallego de los establecimientos estradenses. Durante un mes, la comisión visitó en varias ocasiones los comercios de la villa para analizar si la atención que se daba era en gallego. Decían que se habían realizado las visitas y el seguimiento secretamente (en uno de los periódicos se decía secretamente, en otro, que se había hecho de incógnito). El establecimiento ganador fue la Librería A Marxe. El premio consistió en una placa de reconocimiento, un libro de Cantares Gallegos y unas flores, aunque la chicha está en la publicidad gratuita que se le hacía desde un centro público a una empresa privada:"polo seu aprecio manifestó e a súa promoción responsable da lingua galega en todo o seu facer profesional". Los demás empresarios son, se deduce, unos irresponsables que usan una lengua que no deberían usar.
Como a mí estas cosas todavía me sorprenden, llamé a una socia de La Estrada para saber qué le había parecido la ocurrencia. Estaba tan sorprendida como yo. Ella también es profesora, y, como yo, sabe que los docentes no podemos hacer publicidad de ninguna empresa y en ninguna circunstancia, ni siquiera insinuarles a nuestros alumnos que compren el material escolar o los libros en una tienda en concreto. Esto, comprenderéis, es algo lógico, ya que podríamos utilizar nuestra posición para beneficiar a algún amiguete o incluso a nosotros mismos. También me dijo que en otra librería del pueblo, tal vez la más concurrida, la dueña solía hablar en gallego, y que la empleada practicaba un bilingüismo muy respetuoso según fuera la lengua del cliente. Ya veis, todo un ejercicio de irresponsabilidad, por lo visto. Pues nada, son cosas de la causa. En la foto podéis ver al afortunado, que se llama Xan Astorga, a un grupo de alumnas, y a la izquierda de la imagen, con pelo blanco y bigote, está el promotor de la idea. Se llama David Otero. En un periódico decían que es el director del instituto. No sé si compatibiliza el cargo con el de jefe de seminario de dinamización lingüística. Es posible que el entusiasmo le dé para eso y para mucho más, porque es un hombre muy activo. Es miembro fundador de la Asociación Galega do libro Xuvenil, de la Fundación Castelao, miembro de la Fundación Alexandre Bóveda, Pedrón de Ouro, Nova Escola Galega, y colaborador en libros de las editoriales Xerais y Galaxia. ¡Y no para! El mes pasado puso en marcha la iniciativa "Galiza pola soberanía" y el 22 de junio grabó un vídeo de apoyo a los cuatro acusados de terrorismo que están siendo juzgados estos días en la Audiencia Nacional.
Hasta ahora yo había vistó que en los institutos se les podía inculcar ideología nacionalista a los chavales a través de actividades y blogs con la excusa de promocionar el gallego; también sabía que las juventudes nacionalistas podían organizar asambleas en los recreos y después dejar su publicidad inundando los tablones de anuncios y las paredes per secula seculorum. Ahora pueden seleccionar la empresa galegofalante de su preferencia para hacerle publicidad. Gracias señor Feijóo, por fín es usted consecuente con algo que dice. Nunca pensé que iba tan en serio cuando afirmó que los empresarios gallegos no pueden ser unos apátridas y que desde la Xunta se iban a galleguizar las empresas, galleguizarlas... al estilo nacionalista, claro. Cuando uno ve estas cosas no sabe si reír o llorar, optaré por reír, que es más sano.